Video vía Rafa Gálvez Pádel y Tenis | Facebook: Rafael Gálvez Muñoz
Una de las habilidades que todo jugador de pádel debería de tener en su arsenal es en mayor o menor medida, el sentido de la anticipación. Esa anticipación nos debe de servir para intentar adivinar cuáles son las intenciones del jugador rival de forma que como consecuencia podamos prepararnos adecuadamente para reaccionar. Es una cualidad táctica que digamos permite tomar cierta ventaja sobre tu contrario en una situación normal de partido. Esta anticipación se estructura en 3 elementos: Percibir las intenciones del contrario, Decidir sobre lo que conviene hacer y ejecutar la acción correspondiente. Es decir, en todo proceso de anticipación, al tratarse de un elemento táctico, siempre habrá que distinguir un aspecto mental (percepción y decisión) y otro físico (ejecución).
La anticipación tiene grandes ventajas porque con ella se sorprende al contrario, se evita que éste juegue cómodo y tranquilo, se compensa la falta de movilidad del jugador así como las carencias físicas o técnicas y se reduce el tiempo de respuesta del contrario.
Pero aún con todo siempre cabe la posibilidad de que el rival pueda sorprendernos si finalmente nos equivocamos en la valoración de alguno de los elementos de la acción en curso o el rival se percata a tiempo de que intentamos anticiparnos a su hipotética devolución. Al hilo de esto cabe referir que es algo más fácil anticiparse a jugadores de nivel intermedio o inferior en base a que intentan utilizar la técnica y la táctica adecuadas en base a como lo han ido entrenando y aprendiendo. Y es bastante más difícil anticiparse al juego de un jugador avanzado y/o profesional porque estos han desarrollado las suficientes técnicas de “amago” y “camuflaje” como para evitar que su golpe se descubierto. De manera que “esconden” sus verdaderas intenciones a la hora de golpear la pelota. Incluso te pueden llegar a invitar a pensar que la bola va a ir hacia un sitio y en el último instante golpearla hacia otro diferente.
Por eso el titular de este comentario. Y es que el riesgo de anticiparse a una acción puede, como el ejemplo que os muestro en el vídeo, resultar fallida si delante tenemos un jugador que conoce los entresijos de esta táctica. Bebe Auguste digamos que deja entrever a su rival Germán Tamame que la bajada de pared que va a realizar tiene como objetivo el centro de la pareja. Tamame observa como bascula hacia el centro de la pista para cerrarlo más en un movimiento de anticipación que en principio parece correcto. Pero en el último instante Auguste varía la trayectoria de la pelota y se la cuela por el paralelo de Tamame.
Bien es verdad que no siempre una anticipación tiene que resultar fallida. Mira en este otro vídeo, cómo Fernando Belasteguín detecta una cierta complicación o dificultad en M. Lamperti a la hora de devolver la pelota y se acerca un poquito más a la red esperando que su rival le va a ofrecer una bola fácil con la que finiquitar el punto. Así ocurre y el resultado ya ves cuál es.
De manera que anticípate siempre que sea posible, no por norma. Muestra disposición a intentarlo. Cuanto más difícil y adversa sea la situación para tu rival mayor será la oportunidad para anticiparte a sus intenciones. Cuando la situación es totalmente desesperada para los contrarios la anticipación entiendo que pasa a ser un deber.
Aunque puede parecer complicado esto de intentar anticiparse, todo con su correspondiente práctica se termina automatizando. Para ello la concentración juega un papel primordial ya que si no estamos centrados al máximo en el juego bajará nuestra capacidad de observación y lectura de cuándo puede ser el momento ideal para anticiparse.
De todas formas valora siempre el riesgo que puede suponer realizar un movimiento de anticipación ya que el pádel es un deporte de equipo, no individual, y por tanto te debes también a tu compañero de partido.
Como siempre, en la primera parte del video está el punto completo y luego en la segunda tienes el comentario justo cuando se produce la acción de Auguste sobre Tamame, que coincide que está al final del mismo.
Todo un regalo para los ojos.
Saludos.