Luego de años fuera del padel de competencia, las campeonas del mundo, Inés Álvarez y Adriana Costagliola, volvieron a las pistas este sábado en el Club Monasterio.
Participaron en el torneo APP de 300 puntos que se está llevando a cabo en dicho establecimiento. Lo hicieron juntas, por primera vez (ambas siempre jugaron de revés), y lo hicieron muy bien, ganando (en 3 sets) un duro partido de octavos de final frente a dos excelentes jugadoras, como lo son Andrea Niello y Agustina Patiniotis.
Adriana e Inés demostraron estar a un nivel técnico y físico digno de la más alta categoría de nuestro deporte. Los expectadores, muchos de los cuales asistieron específicamente para ver a las campeonas del mundo, pudieron disfrutar de sus ídolas en un entorno donde reinó la emoción, el asombro y la alegría.
Lo destacado:
- Las demoledoras voleas de revés de Inés Álvarez
- Las demoledoras bandejas y víboras de Inés
- El gran nivel que mostró Adriana adaptándose al juego del lado de drive.
- Las bandejas de Adriana al alambre, con precisión milimétrica.
- La alegría que mostraban, y contagiaban, ambas en la pista.
- Un detalle gracioso: En uno de los puntos, un envío de Agustina toca la faja de la red y cae del lado contrario, siendo punto para Agustina y Andrea. Agustina decide gritar el punto (¡Una!, ¡una!), lo que a Adriana y a Inés no pareció caerles muy en gracias. Dos puntos luego, la suerte (faja y punto) cayó del lado de Adriana, quién gritó “¡Vamos! ¡vamos!”. Pero todo fue tan gracioso que hasta Niello se sonreía. Fue un partido en el que reinó la camaradería y el espíritu deportivo.
- La ovación tras el final del encuentro; ¡el público no paraba de aplaudir a sus ídolas!
Esperemos que este no haya sido un evento asilado, y que podamos seguir disfrutando del juego de nuestras ídolas en muchas otras ocasiones.
En palabras de la propia Adriana Costagliola con referencia a este gran evento:
DOS TIPAS AUDACES
Las tipas audaces fuimos Inés Álvarez y yo. Si…nos animamos a jugar una etapa del Circuito Profesional Femenino en el Club El Monasterio, en Buenos Aires, después de más de una década de no hacerlo profesionalmente. Este acontecimiento movilizó todos nuestros recuerdos y sin lugar a dudas nuestro cuerpo!
En primer lugar fue gratificante volver a jugar en un club que nos albergó infinidad de veces en ocasión del Circuito Profesional de la Asociación Femenina de Pádel varios años, y en segundo, porque fue el lugar de entrenamiento de Inés y mío en distintas épocas. Además tuvo otro condimento especial, quien en principio daba clases en El Monasterio y luego comenzó a llevar y lleva hoy las riendas de ese club, es el reconocido entrenador y seleccionador nacional, Nito Brea, quien además de amigo personal desde el año 89, fue coach de ambas.
Debo recordarles que dejé de jugar profesionalmente en el año 2003. Inés hace un poco menos. Con ella nos vimos por última vez en el Mundial de México, en el año 2002. En esa oportunidad compartimos el triunfo del equipo argentino de la mano de Nito quien fue el capitán de la selección femenina. A mi entender, una de las finales más emotivas que nos haya tocado vivir en un Mundial.
Si bien, varias veces formamos parte de la selección argentina, jamás compartimos con Inés, el mismo lado de la cancha y este fin de semana lo hicimos con la misma pasión, el mismo amor, el mismo respeto de otros tiempos, ella del lado del revés, como siempre y yo de drive como nunca, ya que siempre jugué del otro lado. Y a pesar de la incertidumbre de no saber qué sentiríamos y cómo rendiríamos dentro de una cancha, intentamos disfrutar de la pasión que nos une y a su vez de compartir con la gente del pádel, el amor por este maravilloso deporte.
Tengo que confesarles que tuve miedo de no estar a la altura, de agitarme más de lo normal por los nervios, pero la verdad es que en ningún momento me sentí presionada por mi misma y tampoco por el público que nos observaba con inquietudes similares. Para mi sorpresa jugué muy tranquila porque sabía que al lado mío estaba Inés, una gran compañera, que perdonaría mis fallos y alentaría mis aciertos.
Por último contarles que para mí fue un gran honor compartir este torneo con una jugadora tan talentosa y completa como Inés Álvarez. Pocas veces observé en más de 25 años de pádel, una jugadora con sus condiciones.
Gracias Inés! No diré más nada, por si te agrandás y en la próxima oportunidad que nos demos, me empezás a retar!!! Ja ja
Gracias a todos los que nos acompañaron ese día!!!!